Coordinar la diversidad
Zsuzsanna Jakab, Directora del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades
La pandemia de gripe que afronta Europa plantea un desafío sistémico y multisectorial. La gripe A se ha extendido por todo el mundo y afecta a los países europeos con ritmos y tasas de incidencia diferentes. En momentos de tanta tensión, todos los agentes (gobiernos nacionales y autoridades públicas, la Comisión Europea, el CEPCE, la OMS) han planteado respuestas sumamente innovadoras a este nuevo tipo de amenaza a la salud pública. Los gobiernos de los Estados miembros han cooperado estrecha y eficazmente y aprovechado a fondo las estructuras de la UE para la evaluación de riesgos, hecho sin precedentes en la historia de la sanidad pública europea.
Las medidas para recopilar y compartir las prácticas de los países miembros basadas en pruebas científicas han hecho posibles avances nunca vistos en materia de preparación y respuesta a las pandemias en la UE.
Las estructuras coordinadas de control europeo han garantizado una estrecha colaboración entre los países miembros, la Comisión Europea y organismos científicos tales como el CEPCE y la OMS. Se toman medidas de salud pública con arreglo a la planificación europea en materia de enfermedades transmisibles y con el apoyo periódico de reuniones técnicas e informes científicos. Esto permite poner en común información y alternativas a los planteamientos actuales y futuros en temas clave de gran interés para el ciudadano europeo. Pero también se presta especial atención a la evolución de la pandemia en otras regiones, pues el virus tanto entra como sale de los países europeos.
En este enfoque coordinado es lógica una cierta diversidad, que no hace sino reflejar la riqueza de realidades nacionales, regionales y locales propia de la UE. Una UE que respeta esa diversidad, fuente de inspiración y fortaleza, lo que permite cierta flexibilidad a la hora de aplicar las opciones técnicas más idóneas para las necesidades sanitarias locales de los ciudadanos
